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Con su herencia centenaria, es difícil creer que el queso feta solo se haya convertido en un amor internacional de los chefs en los últimos treinta años. Este rico y picante queso blando de origen humilde ha sido durante mucho tiempo un elemento básico en la región mediterránea, pero ahora se disfruta en todo el mundo. Antes de probar una de las muchas recetas de queso feta, aprenda un poco más sobre cómo seleccionar y almacenar el queso feta, además de consejos de cocina.
Selección y almacenamiento de queso feta
El mejor queso feta se debe comprar directamente de su baño de salmuera. Si está preenvasado, debe tener un poco de salmuera en el envase para mantenerlo húmedo. El queso feta es mejor cuando se come fresco, así que siempre verifique la fecha. Si no lo va a consumir de inmediato, guarde el queso feta en un baño de salmuera o leche. El baño de leche reducirá la salinidad y ayudará a mantener el queso húmedo y de sabor suave. Bien almacenado en salmuera o leche y refrigerado, el queso feta durará hasta 3 meses. El queso feta no es candidato para la congelación.
Consejos para cocinar queso feta
• En general, el queso feta y el queso de cabra se pueden usar indistintamente si es necesario.
• Las personas con dietas restringidas en sal deben evitar el queso feta.
• El queso feta se considera un queso mediano en grasa a la par de la mozzarella y las versiones bajas en grasa de los quesos regulares. Sin embargo, el queso feta se desmenuzará fácilmente, mientras que la mozzarella no.
• Espere unos treinta minutos para que el queso feta alcance la temperatura ambiente para disfrutar plenamente de su rico sabor ácido y textura cremosa.
• En caso de necesidad, el queso Fenster puede sustituirse por queso feta en muchas recetas cocinadas.
• Las anchoas, el cordero, los tomates, la albahaca y las aceitunas negras se combinan maravillosamente con el queso feta.
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